María José Silvestre y un ultrareto

Mi vida siempre ha estado ligada a las dos ruedas: académicamente estudie automoción, y profesionalmente estoy al cargo de una tienda de bicicletas que ha pasado de mi abuelo a mi padre, ahora ya jubilado.

Y deportivamente no podía ser otra cosa, practico ciclismo desde los años 80. A nivel de palmarés, en los últimos años estoy orgullosa porque tengo grandes participaciones en la Quebrantahuesos 2014 y 2015; mejoré más de una hora de un año al otro y conseguí un puesto 17º en mi categoría.

En el Triatlón de la mujer de Valencia he  finalizado entre las primeras. Quinta en veteranas en el 2014 (con una caída incluida en el sector bicicleta) y al año siguiente gané. En el 2015 empecé a preparar las 24 horas de Ultraciclismo, una modalidad que me ha enganchado de verdad. He llevado el nombre de Bocairent (Valencia), mi lugar de residencia, por las marchas ciclistas más importantes de la Comunidad Valenciana. La marcha del Mediterráneo la gané en Máster-50 y fui tercera en la general de féminas, siendo la 156 de más de 600 participantes.

En la Mussara (Tarragona) entré la 66 de más de 100 mujeres en la dura marcha catalana. En la Cicloturista Catlike fui 10ª clasificada, mientras que el Tour del Juguete (Ibi) de 161 kilómetros lo completé en 7 horas y 10 minutos. Todo para atacar el objetivo del Campeonato de las 24 horas en mi categoría. Tras la experiencia del 2015 donde ganamos en dúo mixto con una marca de 788,99 km (record batido este año), mi intención era la prueba en individual.

En el 2016 tuve la suerte de ser acompañada por dos superciclistas y completar la brevet “Camino del Cid” de 615 kilómetros en 49 horas, convirtiéndome en la primera mujer que la terminaba.

Mucho sacrificio, muchos entrenamientos y es que el ciclismo ya es duro de por sí, y más cuando la imagen de la mujer es verdaderamente minoritaria. Considero  que nosotras tenemos que ser el relevo que vuelva a enganchar a mujeres que han abandonado el ciclismo por estudios o por la situación familiar".  Para mí la situación se centra en un contexto muy favorable: el deporte en España, y también el ciclismo, tiene mucho que crecer en el ámbito de la mujer, pero tenemos que ser activas.

Con esas premisas, hace cinco años decidí montar una reunión solo de mujeres ciclistas, algo parecido a la plataforma de Women in Bike. Fue el germen de "Dones Bicibles", una marcha cicloturista de algo más de 100 km organizada desde el punto de vista femenino.

El primer año éramos 14; ahora superamos las 100. Pasar de deportista a organizadora fue una responsabilidad muy grande. Trabajo todo el año para la marcha y realmente las Bicibles no saben el esfuerzo que hacemos, pero cuando acaban la ruta todo son caras felices; sinceramente es ‘un gran subidón’.

La decisión de hacer la marcha fue muy clara, sobre todo por seguridad; es duro enfrentarte a la administración para conseguir los permisos, pero contar con el control de la Guardia Civil, los servicios médicos y un gran batallón de voluntarios nos resuelve muchos problemas. Tuvimos que crear un club y ese marco legal nos ha permitido crecer.

Este año, en septiembre, llegará a la quinta edición, un punto de encuentro para las mujeres ciclistas por un entorno bellísimo que atraviesa parques naturales y la llamada ‘Toscana valenciana’ entre campos de viñedos.

Pero no dejo mi actividad deportiva. Al no poder participar en la marcha estoy todo el día pegada al walkie para que todo salga bien; y me he marcado un hito deportivo nuevo. Este año participaré en solitario en la gran prueba internacional de Ultraciclismo. Seré la primera española en disputar en “Solo” las 24 horas de Le Mans.

Mi objetivo, disfrutar y terminar; cabeza fría y piernas fuertes. La carrera es muy larga y en estas pruebas lo importante no es como empiezas, sino como acabas.

La tienda, las #QuedadasWomenInBike, la marcha de las Bicibles y las 24 horas para una mujer ciclista completa que no quiere parar: "esto es como la bici, si dejas de pedalear, te caes".