Cuando un deportista se pone en contacto con un preparador físico, lo que busca generalmente es obtener el máximo rendimiento dentro de sus posibilidades. Debemos saber de antemano que no existe ningún patrón por sí solo que nos lleve a conseguirlo, ya que cada persona tiene unas cualidades, unas particularidades y por ello el entrenamiento de uno no sirve para otra persona a pesar de que los objetivos fueran los mismos.
No puede entrenar de la misma forma un ciclista que afronta los meses invernales inmerso en la preparación para competir en la campaña de ciclocross, que un ciclista que emplea el invierno para realizar el habitual descanso anual y comenzar a cimentar una base sobre la que desarrollar un buen estado de forma que le permita rendir en una temporada en la que los principales objetivos estarán en los meses de verano. Lo que sí podemos establecer son unas pautas básicas y comunes aplicables a cualquier deportista.
Un aspecto principal para que todo ciclista pueda tener una temporada satisfactoria será realizar un buen trabajo de base, que entendemos que sería aquel entrenamiento en los índices aeróbicos del ciclista que permite establecer una buena y eficaz capacidad aeróbica sobre la que cimentar el resto de cualidades de un ciclista y un buen rendimiento a rasgos generales.
Si nos preguntamos en qué zona de entrenamiento deberíamos realizar este trabajo de base, esta sería la zona 2, que comprende aproximadamente un rango de pulso entre el 60% y el 70% con respecto a las pulsaciones máximas. Por debajo de esos rangos de pulso no estaríamos mejorando absolutamente nada, ya que la zona 1 es regenerativa.
Ahora bien, es frecuente que nos propongamos completar nuestro entrenamiento íntegramente en la zona 2 y llegue una subida o un falso llano y pasemos a la zona 3. En esa zona aún el metabolismo aeróbico está trabajando junto a otros beneficios, por lo que además de ser inevitable entrar en ella puntualmente, no debe suponerte ningún quebradero de cabeza hacerlo.
Ahora ya sabes que debes trabajar y hacer unos buenos cimientos en zona aeróbica para que cumplir tus objetivos de la temporada y que tu cuerpo aguante después las altas intensidades y, sobre todo, seas más eficaz. Para ello, los entrenamientos de más de 2 horas son los que mejoran la zona aeróbica, por eso verás a muchos ciclistas hacer largas horas de entrenamiento a una baja intensidad.
Otro pilar básico e imprescindible es el trabajo de la fuerza en el ciclista, independientemente del momento de la temporada y siempre con los ajustes necesarios. El trabajo de fuerza será anual, con mayor intensidad en este periodo de base y más suave/ más corto a medida que nos adentramos en la temporada competitiva.
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